Jesús Torrecillas cuelga las botas con 31 años en el Zapillo Atlético, equipo que le vio nacer como jugador...
Las grandes hazañas, lideradas por deportistas que han pasado a la historia como mitos, nunca se olvidarán. Permanecerán durante siglos de boca a boca de padres a hijos, de abuelos a nietos, para luego pasar a las interminables hemerotecas. Esto ocurre a nivel mundial en las diferentes disciplinas deportivas profesionales, aunque en nuestro propio barrio puede darse el caso de que se escuche un nombre cada domingo, el de un jugador al que todos han conocido por su talento, al que muchos quisieron fichar pero no pudieron. Ese mito, ese jugador de leyenda a escala de barrio, ha sido Jesús Torrecillas Rodríguez.
(Fotografía: Javier Alonso)
Jugó en el Polideportivo Almería de Segunda B, con el que disputó una liguilla de ascenso a 2ª, pasó por el San Isidro, Roquetas, UD Almería B y Guadix, todos de Tercera División, además de militar en Andaluza con el Vícar. Tras una extensa y ejemplar trayectoria en el mundo del balompié, este encargado de almacén y estudiante universitario ha decidido colgar las botas a sus 31 años en el equipo de sus amores, en el Zapillo Atlético. Muchos dicen sobre él que podía haber vivido del fútbol, que pudo hacer grandes cosas si hubiese querido. Incluso, la temporada pasada tuvo ofertas de equipos de categorías superiores a la que milita actualmente el Zapillo (Preferente), llegando a ofrecerle un sueldo. Jesús rechazó todas. Ama al Zapillo Atlético, equipo que le vio nacer, y como él mismo afirma "a él le debía los últimos años como jugador". Para Torrecillas, "este deporte ha sido ante todo diversión, una forma de disfrutar y de aprender del compañerismo y la disciplina".
De todos sus años como jugador se queda con grandes anécdotas, como por ejemplo la de aquel día en La Carolina (Jaén), en la liguilla de ascenso a 3ª con el Almería B, calentando por la banda mientras un aficionado le dijo que era un híbrido entre David Bisbal y un torero bombero, por sus rizos y por ser bajito, y a lo que Jesús respondió con un apretón de manos que significó el comienzo de una amistad.
Sin duda, un gesto que dice mucho sobre uno de los jugadores con más clase que se han visto en los últimos tiempos por los campos de la provincia . Se ha caracterizado por sus envidiables regates, por su sorprendente desborde y su creación con el esférico. Pero si por algo se ha ganado el respeto y la admiración de todos aquellos que lo han visto jugar a lo largo de los años, es por su bondad, por su interminable humildad.
Puede presumir de haber sido compañero de Francisco en el Poli Almería, con el que debutó bajo las órdenes de Nene siendo líderes de 2ª B. Un guiño a una carrera prometedora hacia su sueño de jugar en Primera. No pudo ser, pero aún sin salir de su barrio, dejando todo su talento en su tierra, ha logrado convertirse en un jugador para el recuerdo, del que muchos padres hablarán a sus hijos en un futuro, sobre los tiempos de Jesús Torrecillas.
(Reportaje publicado el domingo 23 de enero de 2011 en DIARIO DE ALMERÍA)
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