La eterna espera

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sábado, 29 de enero de 2011

Cuando el talento se queda en casa

Jesús Torrecillas cuelga las  botas con 31 años en el  Zapillo Atlético, equipo que le  vio nacer como jugador...


Las  grandes hazañas, lideradas por deportistas que han pasado a la historia como mitos, nunca se olvidarán. Permanecerán durante siglos de boca a boca de padres a hijos, de abuelos a nietos, para luego pasar a las  interminables hemerotecas. Esto ocurre a nivel mundial en las diferentes disciplinas deportivas profesionales, aunque en  nuestro propio barrio puede darse el caso de que se escuche un nombre cada domingo, el de un jugador al que todos han conocido por su talento, al que muchos quisieron fichar pero no pudieron. Ese mito, ese jugador de leyenda a escala de barrio, ha sido Jesús Torrecillas Rodríguez.



                                                             (Fotografía: Javier Alonso)


Jugó en el  Polideportivo Almería de Segunda B, con el  que disputó una liguilla de ascenso a 2ª, pasó por el  San Isidro, Roquetas, UD Almería B y Guadix, todos de Tercera División, además de militar en  Andaluza con el  Vícar. Tras una extensa y ejemplar trayectoria en el  mundo del balompié, este encargado de almacén y estudiante universitario ha decidido colgar las botas a sus 31 años en el  equipo de sus amores, en el  Zapillo Atlético. Muchos dicen sobre él que podía haber vivido del fútbol, que pudo hacer grandes cosas si hubiese querido. Incluso, la  temporada pasada tuvo ofertas de equipos de categorías superiores a la que milita actualmente el Zapillo (Preferente), llegando a ofrecerle un sueldo. Jesús rechazó todas. Ama al Zapillo Atlético, equipo que le vio nacer, y como él  mismo afirma "a él le  debía los  últimos años como jugador". Para Torrecillas, "este deporte ha sido ante todo diversión, una forma de disfrutar y de aprender del compañerismo y la disciplina".

De todos sus años como jugador se queda  con grandes anécdotas, como por ejemplo la  de aquel día en La  Carolina (Jaén), en la  liguilla de ascenso a 3ª con el  Almería B, calentando por la  banda mientras un aficionado le  dijo que era un híbrido entre David Bisbal y un torero bombero, por sus rizos y por ser bajito, y a lo  que Jesús respondió con un apretón de manos que significó el  comienzo de una amistad.
Sin duda, un gesto que dice mucho sobre uno de los  jugadores con más clase que se  han visto en los  últimos tiempos por los  campos de la  provincia . Se  ha caracterizado por sus envidiables regates, por su sorprendente desborde y su creación con el  esférico. Pero si por algo se  ha ganado el  respeto y la  admiración de todos aquellos que lo  han visto jugar a lo largo de los años, es por su bondad, por su interminable humildad. 

Puede presumir de haber sido compañero de Francisco en el  Poli Almería, con el  que debutó bajo las  órdenes de Nene siendo líderes de 2ª B. Un guiño a una carrera prometedora hacia su sueño de jugar en  Primera. No pudo ser, pero aún sin salir de su barrio, dejando todo su talento en  su tierra, ha logrado convertirse en  un jugador para el  recuerdo, del que muchos padres hablarán a sus hijos en  un futuro, sobre los tiempos de Jesús Torrecillas.


(Reportaje publicado el domingo 23 de enero de 2011 en DIARIO DE ALMERÍA)

http://www.elalmeria.es/

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